Derribando los muros
Sindy Proudinat | 2024-07-21
Los obstáculos en nuestras vidas, como problemas financieros o relaciones rotas, representan "muros" que debemos superar para cumplir las promesas de Dios. La historia de la caída de los muros de Jericó muestra que la fe y la obediencia a las instrucciones divinas, aunque a veces parezcan ilógicas, son esenciales. A través de la perseverancia y la obediencia, incluso cuando no vemos resultados inmediatos, podemos derribar estos muros. La vida de Jesús, quien venció el pecado y la muerte, ejemplifica cómo, mediante la fe y la obediencia, podemos superar cualquier barrera y alcanzar las promesas divinas.
Como creyentes es de suma importancia enfrentar y superar los obstáculos en nuestra vida para cumplir las promesas que Dios nos ha hecho. Los muros simbólicos, como problemas financieros, relaciones rotas o enfermedades, representan los desafíos que debemos conquistar para avanzar hacia el propósito divino.
En esta travesía, se nos recuerda que la fe y la obediencia son cruciales. La historia de la caída de los muros de Jericó nos enseña que, aunque enfrentemos dificultades y no veamos resultados inmediatos, la perseverancia en seguir las instrucciones divinas y confiar en las promesas de Dios es fundamental. Josué y los israelitas, a pesar de no ver avance durante seis días, mantuvieron su fe y obedecieron la estrategia que Dios les había dado. Esta obediencia sin cuestionamientos llevó a la caída de los muros en el séptimo día, demostrando que la victoria a menudo requiere tiempo y paciencia.
La perseverancia en la fe y la fidelidad a las instrucciones divinas pueden derribar cualquier barrera en nuestras vidas. Si nos mantenemos firmes en nuestras creencias y obedecemos con precisión, encontraremos la fuerza para superar los obstáculos y alcanzar las promesas que Dios ha preparado para nosotros. La vida de Jesús, quien venció el pecado y la muerte, ejemplifica la culminación de esta fe y obediencia, mostrándonos que, a través de Él, podemos acceder al poder divino necesario para conquistar nuestras propias dificultades.
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Derribando los muros
Los obstáculos en nuestras vidas, como problemas financieros o relaciones rotas, representan "muros" que debemos superar para cumplir las promesas de Dios. La historia de la caída de los muros de Jericó muestra que la fe y la obediencia a las instrucciones divinas, aunque a veces parezcan ilógicas, son esenciales. A través de la perseverancia y la obediencia, incluso cuando no vemos resultados inmediatos, podemos derribar estos muros. La vida de Jesús, quien venció el pecado y la muerte, ejemplifica cómo, mediante la fe y la obediencia, podemos superar cualquier barrera y alcanzar las promesas divinas.
Se acabó el maná
Para recibir grandes bendiciones, debemos adoptar la mentalidad de semilla, valorando las oportunidades que Dios nos da para crecer y fructificar. Jesús es un ejemplo de semilla plantada, cuya muerte produjo una abundante cosecha de salvación. Las bendiciones mayores requieren esfuerzo y fe en el proceso.
7 enemigos de la conquista
Las promesas de Dios requieren conquista, como ilustrado en el pasaje bíblico donde Dios expulsa siete naciones para que Israel tome posesión de la tierra: Cananeos, Hititas, Heveos, Ferezeos, Gergeseos, Amorreos y Jebuseos. Alegóricamente, estas naciones representan siete espíritus que impiden alcanzar nuestro destino. Cada nación simboliza un obstáculo: los Cananeos representan pecados persistentes, los Hititas el temor paralizante, los Heveos el veneno del chisme, los Ferezeos la falta de construcción, los Gergeseos la superficialidad, los Amorreos la rebeldía y los Jebuseos el abuso de los vulnerables. Solo con la intervención divina podemos expulsarlos y avanzar espiritualmente.